La sosa cáustica es uno de los productos químicos con mayor presencia en la actividad industrial. Su empleo se extiende a los siguientes mercados:
Química orgánica e inorgánica: fabricación de compuestos de sodio que pueden, a su vez, ser intermedios -como el fenolato sódico- en la preparación de la aspirina o producto final como el hipoclorito sódico, importante blanqueante y desinfectante base de lejías.
Industria textil: operaciones de acabado y apresto como el mercerizado, en el que mejora el brillo y la absorción de tintes, la limpieza removiendo ceras y pectinas y el blanqueado con un agente oxidante.
Detergentes y tensoactivos: la sosa cáustica interviene en la hidrólisis de grasas y aceites animales y vegetales para producir los detergentes. En la fabricación de polvos intervienen, además, otros compuestos de sodio en los que también está presente la sosa.
Producción de gas y petróleo: la sosa se emplea en perforación para controlar el pH de los barros y lodos y como bactericida. En el refino de petróleo se emplea para extraer azufre, compuestos de azufre y ácidos.
Producción de aluminio: extracción de la alúmina de la bauxita, mineral base.
Industria de la celulosa y papel: la sosa actúa sobre la pulpa para producir celulosa. En la industria papelera blanquea la materia prima reciclada.
Industria del rayón: disolución de la lignina de la pulpa.
Industria alimentaria: refino de aceites animales y vegetales, limpieza de botellas y equipos de fabricación de cervezas y pelado de patatas, frutas y vegetales.
Tratamiento de aguas: control de pH y regeneración de resinas iónicas.
Industria agrícola: tratamiento de la paja para mejorar su valor nutritivo y digestibilidad y limpieza de equipos lácteos.
Otros usos: decapado de pinturas, agente extractor en secado, esmaltado y desengrase y limpieza de metales.